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Nicolas II, un hombre con estilo al que le pudo la #Revolución Rusa Foto vía: Timetoast |
LA REVOLUCIÓN RUSA: ANTECEDENTES, FACTORES, FASES
¿Cómo
era la Rusia anterior a la revolución?
A Comienzos del siglo XIX, Rusia era
un potencia de más de 22 millones de metros cuadrados. Un imperio
habitado por más de 170 millones de personas donde se hablaban más
de 146 lenguas y dialectos y se practicaban diferentes religiones.
Pero, ¿cuál era la situación de esta nación antes de la
revolución de 1917?, Lo cierto es que las grandes diferencias
económicas de la población, unido a un complejo sistema de
gobierno, eran factores que contribuían al malestar socio-político
del imperio. Según apuntan desde el portal Historia General:
“La monarquía absoluta que regía los destinos del país, desde
hacía más de 3 siglos y que tenían a los Romanov como gobernantes
máximos no contribuían a solucionar los problemas, y cada vez eran
más frecuentes las revueltas contra el zarismo”.
Además, la situación económica no
era mucho más halagüeña, el país prácticamente carecía de
industrialización, y la poca que tenía era ciertamente débil y muy
localizada, mientras que la agricultura seguía siendo el pilar
fundamental de la economía del país. Por otro lado, el zar seguía
gobernado de manera absoluta, siendo el poder autocrático y
absolutista uno de los principales factores que provocarán la
revolución. De hecho, este gobierno sufrirá un primer revés en
1905 para, finalmente, terminar por desaparecer en 1917. Así pues,
una de las principales causas de la revolución, como indica la web
Sobre Historia, fue “el descontento con el zar Nicolás II,
que ejercía un poder despótico y vivía en la más absoluta
riqueza, mientras el pueblo ruso se moría de hambre y se encontraba
sin recursos”. Como bien apunta el citado medio, “la imagen del
zar estaba deteriorada al máximo por su vida de opulencia y labor
despótica al frente del país. Además, la opresión de las clases
bajas contrastaba con el enorme poder que seguían manteniendo
algunos señores feudales, que todavía mantenían el dominio de
grandes extensiones de terreno que eran trabajadas por los campesinos
o mujiks”.
El zarismo vivía sus peores tiempos,
de esta manera, como apuntan desde La Vanguardia: “El
zarismo hacía tiempo que se tambaleaba. Una y otra vez, Nicolás II
había recurrido al Ejército para acallar las protestas de su
pueblo. El 9 de enero de 1905, las tropas imperiales disolvieron a
tiros una concentración pacífica ante el palacio de Invierno. Los
manifestantes tenían la esperanza de que el zar los escuchara. Pero
Nicolás ni siquiera estaba en la ciudad”. Estos hechos provocaron
lo que fue denominado como “Domingo Sangriento”, el que los
militares hirieron a más de 800 manifestantes y mataron a más de
200. Estas protestas que acontecieron a lo largo y ancho de todo el
país hicieron mella en, como apunta el citado medio, “la imagen
del zar como protector del pueblo”. Finalmente, Nicolás II
aprobaría la formación de de un parlamento, lo que supondría “el
mayor éxito de la revolución burguesa de 1905”, como asegura la
mencionada publicación.
Retomando la situación económica
cabe recordar, y como comentábamos al principio, que Rusia era un
país fundamentalmente agrario y prominentemente feudal. Mientras que
en otros países de Europa se vivían procesos de desarrollo
económico gracias a la industrialización, en Rusia se vivía un
declive tanto social como económico, político y cultural. El país
vivía, como recoge la web Escuelapedia, una
“industrialización tardía, dependiente externamente y
concentrada” que produjo, “por un lado, una burguesía débil e
incipiente y, por otro, un proletariado fuerte, organizado y
combativo, que, dados sus orígenes rurales, tenían estrechos
vínculos con los campesinos”. Como asegura la citada fuente “el
atraso económico se reflejó en la vida social del país: la
sociedad seguía siendo esencialmente rural, con los campesinos
constituyendo el 80% de toda la población. En las ciudades, en las
que se redujo la tasa de urbanización, se concentró la clase
obrera, compuesta por cerca de seis millones de trabajadores. La
burguesía y la aristocracia, a su vez, no fueron suficientes para
constituir una décima parte de la sociedad”. En definitiva,
mientras que el resto de Europa vivía inmersa en procesos
liberalistas, Rusia seguía inmersa en la autocracia y el
absolutismo.
Finalmente, según apunta el portal
Sobre Historia, “otra de las causas de la revolución rusa
fue la entrada de capital extranjero del país, el cual dominaba las
fábricas y centros productivos de la Unión Soviética. Esto dio
lugar a la aparición de los obreros, los cuáles trabajaban en unas
condiciones infrahumanas”. Esto supuso que las protestas se
hicieran cada vez más frecuentes, las cuales terminarían en huelgas
y revueltas obreras, muchos de estos obreros pasaron a agruparse en
lo que después vendrían a llamarse soviets, las conocidas
como organizaciones sindicales.
¿Cómo
era el gobierno de los zares?
Nicolás II fue el último zar, un
mandatario incapaz de gobernar al imperio más extenso del planeta.
Descendiente directo de los Romanov - quienes llevaban gobernado
Rusia desde 1613 - el monarca “no estaba preparado para regir un
país con unas profundas desigualdades sociales y un inmovilismo
suicida en las élites. Terminó sus días fusilado por los
bolcheviques en Ekaterimburgo el 17 de julio de 1918”, como así
recoge el periódico La Vanguardia. Pero, ¿cómo era
realmente este último zar ruso?, según apunta la citada fuente, el
monarca era un “autócrata convencido”, tenía una fe ciega en el
poder absoluto y autoritario de los zares. Pero, del mismo modo, no
fue capaz de solucionar los múltiples problemas del estado ruso. De
hecho “las tareas de gobierno aburrían y abrumaban a Nicolás II.
Le gustaba pasar las horas en el campo con su familia, y prefería el
entrenamiento y los asuntos militares”. Además, se le tachó como
una persona “hipócrita”, de la que se llegó a decir que “era
muy amable, y no dudaba en recurrir a la adulación si lo creía
conveniente. Numerosas fuentes de la época hablan de él como una
persona hipócrita y cobarde”. Finalmente, se apunta como un rasgo
de su personalidad la desconfianza, “Renegó de apoyos y consejos,
y en parte por eso tomó tan malas decisiones. Por ejemplo, optó por
entrar en conflicto en 1914 con Austria-Hungría para defender a
Serbia sin tener nada que ganar, lo que complicó una situación que
desembocaría en la Primera Guerra Mundial “, Además, se le
atribuyó un carácter “fatalista”, lo que le llevaba a “aceptar
cualquier hecho como inevitable. 'Hágase la voluntad de Dios' era
siempre su consuelo, y bajo este precepto se escudaba”.
Políticamente, podemos resumir que el
gobierno zarista se sostenía en el estado totalitario y teocrático
donde reinaba la monarquía absoluta, un sistema en el que en el zar
concentraba el poder absoluto del estado y lo ejercía a sus anchas y
sin límites. En este contexto, no existían ningún tipo de
libertades políticas. Tal panorama se vio obligado a cambiar debido
a las múltiples protestas sociales. Dadas éstas, el zar Nicolás
II, como recoge el portal Nueva Tribuna, “decidió ceder en
algunas cuestiones introduciendo una serie de reformas, contenidas en
el conocido como Manifiesto de Octubre. Aceptó conceder algunas
libertades políticas, una ley electoral, que se crease una asamblea
más o menos representativa, la Duma, aunque con poderes legislativos
muy limitados, ya que el zar podía vetar sus leyes, y una serie de
medidas laborales y sociales como el reconocimiento de los derechos
sindicales o la jornada laboral de diez horas”. A pesar de estas
medidas, el zarismo prácticamente estaba, como recoge el citado
medio, “muerto” y de hecho “los desastres militares y las
penurias de la retaguardia precipitarían el final en 1917”,
hablamos entonces de la Revolución Rusa.
¿Cómo
era la sociedad?
La desigualdad era el el factor clave
y determinante de la sociedad rusa antes de la revolución. Un
imperio en el que el clero y la nobleza estaban dotados de grandes
privilegios mientras que el pueblo llano, la mayor parte de la
población, sufría grandes desigualdades. Así resumen la situación
de Rusia en el portal Nexos: “La Rusia de principios del
siglo XX tenía una población principalmente rural, alrededor de 85
por ciento de ella eran campesinos.1 Constaba de una pequeña élite;
sin embargo, incluso esa élite no tenía representación política
plena. Rusia era un imperio donde la desigualdad política era
exorbitante”.
Aunque la servidumbre se abolió en
1861, la nobleza y la aristocracia seguía manteniendo grandes
privilegios con respecto al campesinado. Además, la burguesía o
clases medias, eran prácticamente inexistentes o escasas. Este
panorama se resumía en una sociedad arcaica, anclada en el pasado,
rígida y no exenta de grandes conflictos sociales. Como hemos
comentado anteriormente en lo económico, el país seguía siendo
fundamentalmente rural a pesar de los numerosos intentos de
industrialización, que se vivieron como con el desarrollo de los
ferrocarriles y otras industrias que, aunque supusieron un avance, no
pueden llegar a ser comparables con los grandes procesos industriales
que vivían otros países como Gran Bretaña. Por último, en el
marco político como ya hemos comentado, reinaba la monarquía
absoluta, aunque si bien existía un parlamente - la llamada Duma -
esta estaría supeditada a merced del zar.
¿Cuáles
son los actores del conflicto?
Sin lugar a dudas, la Revolución Rusa
tuvo a cinco actores principales como protagonistas absolutos de este
periodo revolucionario. Estos protagonistas son: Lenin, Stalin,
Trotski, Aleksandr Kérenski y, por supuesto, Nicolás II, el último
zar.
Lenin se consideraba a sí mismo como
un “revolucionario profesional”. Como apuntan desde
El Correo, “ni si quiera
él era consciente de su prestigio entre la clase trabajadora rusa”.
Lenin fue el líder comunista que dirigió la revolución de octubre
y, del mismo modo, creó el régimen comunista soviético. Según
publica el portal Biografías
y Vidas, “Lenin luchó
por atraer a sus posturas radicales a otros líderes socialistas, al
tiempo que completaba un programa revolucionario de aplicación
inmediata para Rusia: mezclando la herencia del marxismo con la
tradición insurreccionalista de Louis Auguste Blanqui, propuso
anticipar la revolución en Rusia por ser este uno de los «eslabones
débiles» de la cadena capitalista, en donde un pequeño grupo de
revolucionarios decididos y bien organizados podía arrastrar a las
masas obreras y campesinas a una revolución, de la que saldría un
Estado socialista. [...] Lenin definía ese Estado como una fase
transitoria y necesaria de dictadura del proletariado, que habría de
preparar el camino para el futuro comunista”.
Con la derrocamiento de Nicolás II en
la revolución de de febrero de 1917 y la subida al gobierno de
Kérenski, Lenin volvió a Rusia con la ayuda del ejercito alemán.
Es aquí, dónde como apunta el citado medio, “publicó sus Tesis
de Abril ordenando a los bolcheviques cesar en el apoyo al gobierno
provisional y preparar su propia revolución mediante la reclamación
de «todo el poder para los sóviets»”
A nivel internacional, Lenin demandó
a los demás partidos socialistas “fidelidad absoluta a sus
directrices, provocando la escisión del movimiento obrero con la
aparición en todos los países de partidos comunistas sometidos al
control de una Tercera Internacional comunista (Komintern) con sede
en Moscú”. Finalmente, “una vez recuperado el control del
antiguo imperio de los zares, articuló el territorio creando la
Unión de Repúblicas Socialistas Soviéticas (1922), a la que dotó
de organización formal por la Constitución de 1923”.
Stalin fue el secretario general del
Comité Central del partido comunista de la URSS entre 1922 y 1952 y,
además, fue presidente del Consejo de Ministros soviético entre
1941 y 1953. Stalin fue el sucesor de Lenin tras el exilio de
Trotski, Stalin logró “convertir la Rusia semifeudal en una
potencia económica y militar capaz de contribuir decisivamente a la
victoria aliada en la Segunda Guerra Mundial”, como indican desde
el citado portal de biografías. Stalin fue de los pocos líderes
bolcheviques cuyos origen procedían de la clase trabajadora, una
peculiaridad que marcaría su manera de gobernar. Como apuntan desde
El Correo, Stalin “ninguneó el testamento de Lenin […]
para después hacer de la URSS un régimen absolutista más represivo
y temible que el previo a la revolución, aunque esta vez el zar
fuera rojo”.
Trotski participó desde muy joven en
la oposición clandestina al régimen autocrático de los zares. Este
ucraniano de familia judía ha sido calificado como un “joven
agitador”. Después de haber sido detenido en numerosos ocasiones y
ser desterrado a Siberia, finalmente consiguió huir y, según
Biografías y Vidas,
“se unió en Londres al que ya aparecía como jefe de la oposición
socialdemócrata en el exilio: Lenin”. Aunque no estaba del todo de
acuerdo con la postura de Lenin, “colaboró con él e intentó en
vano reconciliar a la facción que dirigía (los bolcheviques) con la
facción rival de la socialdemocracia rusa (los mencheviques)”,
según apuntan desde la mencionada fuente.
Aleksandr Kérenski fue un dirigente
destacado del socialismo de carácter más moderado. Quien tras el
derrocamiento de Nicolás II y con la consiguiente caída del
zarismo, fue nombrado ministro de justicia y de guerra del gobierno
provisional dirigido por el príncipe Lvov. Años más tarde sería
nombrado jefe del gobierno, un cargo que desempeñaría hasta el
triunfo de la revolución bolchevique ese mismo año. Las medidas
adoptadas, por Kérenski, según publica Biografía y Vidas,
“no consiguieron refrenar el deterioro de la situación política y
social, lo que permitió a los bolcheviques atacar el prestigio del
gobierno provisional y asumir el control de los soviets de obreros,
soldados y campesinos que surgían en toda Rusia, hasta convertirse
en un poder paralelo que escapaba al control del gobierno. Desde la
derecha, Kerenski sufrió los continuos envites del partido
monárquico y de los diversos grupos tradicionalistas y liberales,
que reclamaban una represión inmediata del movimiento
revolucionario”.
Finalmente, el ultimo actor
protagonista de la Revolución rusa, es el zar Nicolás II del que ya
hemos hablado en puntos anteriores.
¿Qué
enfrentamientos ideológicos surgieron?, ¿cuáles eran las
características de dichas ideologías?
En 1917 el pueblo ruso se movilizó
para demoler el imperio zarista. En este periodo revolucionario y
según publica Ariel Dacal, “los soviets fueron la forma
política del gobierno revolucionario, órgano espontáneo de lucha
de los oprimidos, devenido en poder estatal que, al tiempo que
destruía la vieja maquinaria zarista, repartía las propiedades
arrancadas a los explotadores”.
El descontento del pueblo era patente
y latente, lo que produjo que una minoría culta formada por
intelectuales y estudiantes empezaran a mostrar su oposición al
régimen existente. De estos gérmenes revolucionarios nacerían
varias formaciones políticas, una de ellas sería el Partido Obrero
Socialdemócrata Ruso, que fue fundado por Pléjanov en 1898. De este
partido surgirán dos corrientes ideológicas diferentes. Por un
lado, los mencheviques más moderados y cuyo objetivo sería llevar a
cabo una revolución burguesa. Y, por otro lado, los bolcheviques,
liderados por Lenin en pro de la revolución popular. De éstos
surgiría otro nuevo partido, el Partido Social Revolucionario.
¿Qué
ocurrió?
A principio de 1917 Rusia es un
imperio pero, al mismo tiempo, un país rural, atrasado
económicamente con respecto al resto de Europa. El zar Nicolás II
concentra en sus manos todos los poderes y la población se divide en
dos grandes grupos sociales: la nobleza feudal y el resto del pueblo.
Las condiciones de vida de la mayoría de la población, el
campesinado, son casi como las de la Edad Media. Por su parte, los
obreros viven hacinados desempeñando jornadas de hasta 16 horas
laborables. Ante esta situación Nicolás II se niega a realizar
reforma alguna, por lo que, periódicamente, explotan numerosas
revueltas que son reprimidas por las tropas del zar de manera
violenta. La más sangrienta de ellas ocurre en 1905 en Petrogrado y
uno de los líderes de esa sublevación es Lenin, dirigente de la
facción bolchevique del Partido Obrero Socialdemócrata de Rusia de
orientación marxista. Doce años después, Petrogrado volverá a ser
el foco de la revolución y Lenin será uno de los protagonistas
principales.
Por otro lado, desde 1914 el ejercito
ruso está luchando en la Primera Guerra Mundial, tras tres años de
guerra hay más de 6 millones de muertos, heridos y prisioneros en
las filas rusas. Además, a esto se le suma una inflación
desorbitada, el desabastecimiento de alimentos y el descontento
político por la falta de reformas. En este contexto, en febrero de
1917, el gobierno imperial es debilitado por un conjunto de huelgas y
por la presión de la oposición liberal y de los mandos militares.
Al cabo de unos días, el zar Nicolás II incapaz de controlar la
situación es obligado a abdicar y es confinado con toda su familia.
Un año después, todos los Romanov serán ejecutados.
Es en ese momento cuando los rebeldes
asumen el control del país y ejercen el poder político a través de
un comité provisional de gobierno y del soviet de Petrogrado.
El gobierno provisional está formado por políticos liberales y
socialistas moderados y está dirigido por el social revolucionario
Aleksandr Kérenski. Por su parte, el soviet es una asamblea
popular formada por obreros y soldados. Su organización se extiende
en poco tiempo al resto de Rusia, involucrando también a los
campesinos. Estos dos órganos compiten entre ellos por el poder.
En las primeras semanas el gobierno
provisional decreta la libertad de prensa y de reunión y permite el
regreso de los exiliados políticos, entre ellos Lenin, pero no puede
llevar a cabo la reforma sociales y económicas prometidas. En
cambio, el soviet obtiene rápidamente el apoyo popular, pero
también dentro de éste se enfrentan dos facciones, por un lado, los
mencheviques, que son marxistas moderados; y, por el otro, los
bolcheviques, el grupo más radical guiado por Lenin y Trotski. Estos
dos dirigentes comunistas logran el control total del soviet La noche
del 7 de noviembre, después de un intento de golpe militar, Lenin y
Trotski asaltan el palacio de invierno de Petrogrado, la sede del
gobierno provisional, capturando a todos sus miembros e iniciando de
esta manera un régimen comunista.
Las medidas principales de su programa
son: el retiro inmediato de las tropas rusas de la guerra, la
liquidación de los latifundios y la entrega de la tierra a los
campesinos, la nacionalización de los bancos, el control obrero
sobre la producción industrial y la supresión de los privilegios de
la nobleza y la iglesia. La revolución rusa es tan importante porque
Lenin aplica las teorías económicas y sociales elaboradas 50 años
antes por Marx y Engels y funda el primer estado autodenominado
socialista de la historia. Después de una guerra civil de cinco
años, los bolcheviques conquistan definitivamente el poder y en
diciembre de 1922 nace oficialmente la URSS (Unión Soviética), un
gran imperio que durará hasta 1991.
¿Cuál
fue la proyección internacional?
La Revolución Rusa afectó a todos
los estamentos de la vida social humana, según Gabriel Torrella
supuso “un cataclismo de grandes proporciones, cuyos ecos y
reverberaciones se iban a prolongar durante décadas, no sólo en
Europa sino en todo el mundo”.
Según Modesto E. Guerrero, Lorena
López G. y Nicolás A. Herrera, la Revolución Rusa “produjo un
impacto mundial en las conciencias de oprimidos y oprimidas. Su
gesta, logros y protagonistas se erigieron en ejemplo y modelo de los
movimientos y partidos revolucionarios que intentaron adelantar la
revolución en sus respectivos países. El triunfo bolchevique
carburó las luchas e indicó la preparación de revoluciones como
norma histórica, aportando nuevas prácticas de lucha y nuevas
categorías teóricas”. Como apuntan los citados autores, la
Revolución Rusa fue la primera que se defendió a sí misma y de
hecho “triunfó sobre catorce ejércitos conjuntos de medio planeta
y dejó un modelo de ejército opuesto a los conocidos, por lo menos,
desde un milenio antes”. Además, rematan los citados autores,
“mostró con su ejemplo que sí era posible hacer la ‘revolución’;
abriendo una época de rebeliones, revueltas, alzamientos,
levantamientos y revoluciones, como no ocurría desde los años
posteriores de la Revolución Francesa”.
La Revolución Rusa tuvo influencia en
el marco internacional y, por supuesto, España también se vio
afectada por la misma. Como narra el historiador Julián Vadillo, “el
triunfo de octubre en Rusia levantó esperanzas en el obrerismo
español. Los congresos del PSOE y de la CNT mostraron interés por
los sucesos de Rusia. El PSOE era partidario de la fusión de la II
Internacional (a la que pertenecían) con la III, nacida de las
jornadas revolucionarias rusas. La CNT, en su congreso de 1919, se
adhirió de forma unilateral a las nuevas estructuras internacionales
revolucionarias con la defensa del comunismo libertario como
bandera”.
BIBLIOGRAFÍA
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- Armada Joaquín. (2017). 10 momentos clave para la Revolución Rusa. La Vanguardia. https://www.lavanguardia.com/historiayvida/historia-contemporanea/20171023/47314401941/10-momentos-clave-para-la-revolucion-rusa.html
- Rusia antes de la Revolución. Escuelapedia. http://www.escuelapedia.com/rusia-antes-de-la-revolucion/
- (2018). ¿Cómo era el zar Nicolás II?. La Vanguardia. https://www.lavanguardia.com/historiayvida/historia-contemporanea/20180429/47313495525/como-era-el-zar-nicolas-ii.html
- Montagut, Eduardo. (2017). La Crisis del Zarismo. Nueva Tribuna. https://www.nuevatribuna.es/articulo/historia/la-crisis-del-zarismo/20171020185117144570.html
- Castañeda, Diego. (2017). La Revolución Rusa y la desigualdad. Nexos. https://economia.nexos.com.mx/?p=569
- Bernal, Iratxe y Coca, César. (2017). Los protagonistas de la revolución. El Correo. https://www.elcorreo.com/culturas/protagonistas-revolucion-20171107125255-nt.html
- Biografía y Vidas. https://www.biografiasyvidas.com/
- Dacal, Ariel. (2017). Revolución rusa: osadía, conflicto y declive (1917–1938). Médium. https://medium.com/la-tiza/revoluci%C3%B3n-rusa-osad%C3%ADa-conflicto-y-declive-1917-1938-2aeb7947cff1
- E. Guerrero, Modesto. López G., Lorena. A. Herrera, Nicolás. (2017). ¿Para qué sirvió la Revolución Rusa? Aporrea. https://www.aporrea.org/internacionales/a243476.html
- Vadillo, Julián. (2017). El impacto de la Revolución rusa en España. El Salto Diario. https://www.elsaltodiario.com/revolucion-rusa/impacto-1917-movimiento-obrero-espana