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“No hago moda, yo soy la moda”.
Con esta mítica frase de Mademoiselle Coco Chanel surge como punto de partida la idea de reeditar su mítica y más reconocible color combinación; el blanco y negro. La actualizo, - sin pensarlo mucho- con detalles en dorado y algún que otro toque 'silverino'. Sombrero de ala ancha, chaleco customizado con botones del ejército inglés, cada uno de una clase, taconazos chelsea, chaquetón de napa oversize heredado de mi padre; Descanse en Paz. Juego a meterle toques de otras maisones como el broche de Loewe, la única gran casa que nos queda en España aunque sea más francesa que tirar las fresas de los camiones.
Lo sé, me empiezo a poner intenso, tanto como el pañuelo de solapa en pata de Gallo, de Asos Design. El detalle del calcetín también lleva reflejos goldy de lurex, lo firma Hugo Boss. Si te preguntas por la camisa, obs!, es blanca, con cuello escotado pero cerrado, - sí, ya sé, tiene un nombre pero no me acuerdo y Google me odia -; y se acompaña de 'sujetamangas al más puro estilo crupier. Para la bisuta, como dice la gran Lomana, juego a mezclar piezas afordables como Uno de 50 o Viceroy, entre otras. En definitiva, un look que vale desde la mañana a la noche (la frase más trillada de la prensa de moda en las últimas décadas), "sin necesidad de pasar por casa". Algo que muchos hombres prefieren. Quién no quiere un "whiskito cortito" antes de ir a dormir.
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